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¿Cuáles son las contraseñas más frecuentes?

¿Cuáles son las contraseñas más frecuentes?

La seguridad online se ha convertido, en los últimos tiempos, en una cuestión de gran importancia. La rápida transición hacia una realidad más digital ha provocado un aumento espectacular de las actividades en línea. Espoleada por las consecuencias derivadas de la pandemia de Covid19, la digitalización se ha abierto paso a marchas forzadas para poder hacer frente a las necesidades ciudadanas en un contexto en el que la presencialidad no era una alternativa. Pero donde está la actividad están también las amenazas a esa actividad. Si hace unos siglos los delincuentes se apostaban en los caminos en forma de bandoleros que asaltaban las rutas de comercio, hoy, en un contexto en el que el comercio es online, esos delincuentes han pasado a tener el prefijo “ciber” delante de su nombre.

Una de las facetas básicas, pero también de las más importantes para mantener nuestras cuentas —y con ello nuestros datos— seguros son las contraseñas. Pero esas contraseñas no se establecen siempre con el cuidado y la atención necesaria. Decir que la contraseña más utilizada mundialmente es “123456” es una buena prueba de ello. Pero no solo esta, como demuestra un reciente estudio de ExpressVPN; hay varias combinaciones numéricas similares, así como combinaciones de letras muy previsibles como “qwerty” o “azerty” (las primeras letras en orden del teclado de un ordenador en diferentes idiomas) que también están situadas en posiciones elevadas de los rankings de contraseñas más utilizadas. Incluso la misma palabra “contraseña” (o “password” o “passwort”, según el idioma) es muy común.

¿Cuáles son las contraseñas más frecuentes?

A nivel mundial estas contraseñas tan sencillas son de las más utilizadas, pero si profundizamos y vamos analizando esta cuestión de país en país o de región en región, la situación se hace algo más interesante ya que entra en juego el componente cultural. Por ejemplo, una de las contraseñas más utilizadas entre los hispano hablantes es “america”, por el simple hecho de pertenecer a ese continente. El deporte, y más concretamente, el fútbol es otro de los fenómenos culturales que tiene una importancia significativa dentro del uso de las contraseñas por países. En Italia, por ejemplo, la contraseña “juventus” es una de las más populares. Algo similar ocurre con la música: es otro de los factores que determinan las contraseñas que los usuarios de un país establecen.

Lo que está claro es que ninguna de estas contraseñas es recomendable, ya que son tremendamente previsibles. Y lo son porque no cumplen con los 3 principales mandamientos que rigen el correcto establecimiento de contraseñas. Estos mandamientos se refieren, en primer lugar, a la longitud de la contraseña. Cuanto más larga sea ésta, menores serán las posibilidades de descifrarla. Normalmente, lo recomendable es que tenga entre 14 y 20 caracteres, pero en ningún caso debería tener menos de 8. Otra de las principales recomendaciones tiene que ver con la aleatoriedad o la creatividad de la contraseña. Aquí es precisamente donde estas contraseñas tan previsibles flaquean más. En este sentido, cuanto mayor sea la mezcla de caracteres alfabéticos y numéricos, y más intrincado sea el resultado, más complicada de identificar será esa contraseña. ¡Aunque recuerda que es necesario recordarla! Algunas herramientas como los generadores de contraseñas aleatorias que hay en internet pueden ayudarnos con esta tarea si estamos faltos de inspiración. El último consejo importante que debemos recordar es la importancia de utilizar contraseñas únicas, es decir, claves diferentes para nuestras diferentes cuentas, para que, en caso de que algunas de ellas caigan en las manos equivocadas, no estemos dando acceso al sustractor a todas las demás cuentas en las que utilicemos esa contraseña.

En definitiva, las contraseñas juegan un papel muy importante en la seguridad de nuestras actividades online, y aunque a veces nos pueda parecer una cuestión menor por estar tan acostumbrados a ellas, merece la pena otorgarle toda la atención que se merecen, y no caer en el uso de claves frecuentes o descuidadas.