Riesgos en Compliance que incrementaron con la digitalización

Con la llegada de la pandemia de la Covid-19 al país, el trabajo remoto y la interacción virtual son prácticas que se han extendido como pauta general, trayendo consigo la modificación del funcionamiento de las empresas en sus relaciones laborales y comerciales. La necesidad de adaptarse a esta “nueva normalidad”, con factores como la falta de cercanía entre los equipos de trabajo y las relaciones con terceros, han impactado en el nivel de riesgo en algunos de los tópicos de los Programas de Compliance.

“Si bien la digitalización y el uso de herramientas online cumplieron un rol fundamental no solo para mantener la operatividad de una empresa, sino para lograr el cumplimiento de los objetivos comerciales; su aplicación ha representado también nuevos retos. Los Programas de Compliance debieron ajustar los controles y orientar los análisis de riesgos a estas nuevas condiciones”, destacó Patricia Vizcarra, Local Compliance Officer Siemens Perú & Ecuador.

En ese sentido, Vizcarra señala cuáles son los riesgos que han tomado mayor protagonismo durante este periodo y que deben ser revisados frente a este cambio abrupto en la manera de trabajar y el funcionamiento de las empresas:

Protección de datos y Ciberseguridad. El aislamiento obligatorio creó la necesidad de acceder y digitalizar datos críticos y personales, por lo que las empresas ahora más que nunca se encuentran muy vulnerables a ciberataques y robos de información. Por ello, el cumplimiento de las medidas de seguridad de datos y el entrenamiento respecto a los riesgos asociados a las nuevas tecnologías es vital.

Fraudes y sobornos. En todo escenario de crisis los riesgos de fraude y la corrupción se incrementan porque la atención está puesta en el sostenimiento de la empresa y se cree que los controles disminuyen. Sin embargo, el monitoreo permanente debe ser parte de una cultura de integridad, donde los procedimientos de diligencia permitan reducir la incidencia de estos, aun cuando las negociaciones comerciales e interacciones sean en un entorno 100% online.

Antitrust (Competencia desleal). Los mercados se han vuelto más competitivos y los espacios de interacción se han digitalizado a su máxima expresión. Esto permite encuentros entre competidores en videoconferencias, ferias online o que se comparta información en portales, ciertamente, más transparentes. En estos espacios, se debe aplicar la inteligencia competitiva manteniendo cuidado del cómo, dónde y qué información podemos acceder de nuestros competidores aun cuando la digitalización sea la regla.

“Las medidas de aislamiento y el trabajo remoto han impactado en los programas de Compliance, requiriendo de ajustes y adecuación legal en todos los frentes, desde políticas internas, herramientas y procedimientos de interacción con terceros en una realidad virtual. Sin embargo, también ha permitido hacer más eficiente los procesos internos con la llegada de la automatización y es que, aunque se ha trasladado todo a un entorno digital de manera disruptiva, los procesos de digitalización han llegado para quedarse”, finalizó Vizcarra.